¿Recordáis las sensación cuando recién salimos de comprar una barra de pan precocido? Notamos el calor, sentimos como cruje la barra y la olemos...
Estas sensaciones provocan que un producto, a priori de peor calidad que el de un horno convencional, nos genere un placer y satisfacción instantanea. Una sensación de recién horneado y de producto fresco y de alta calidad.
Si conseguimos reproducir estas sensaciones en nuestros clientes, aumentaremos las ventas y la fidelidad de los clientes. Y para ello, lo mejor es hornear poco y frecuentemente, a medida que necesitemos producto, y exponerlo y mantenerlo en una vitrina caliente como el modelo de la foto, de Sayl BCN.
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